Hedy Larmarr (Hedwig Eva María Kiesler), al menos en mi opinión, es una de las mejores científicas de todos los tiempos.
Yo, por supuesto, tengo en cuenta muchas cosas sobre ella. Y os las voy a contar... Porque si no esta entrada no serviría de nada.
Nació en Viena, el 9 de noviembre de 1914, por lo que vivió la segunda guerra mundial. Hitler, como a estas alturas ya sabemos todos, mandó matar y cosas peores a todos los judíos, y... Bueno, básicamente a todo el mundo excepto a los de raza aria (rubios, altos y ojos azules), lo que tiene gracia porque él era moreno, bajito y feo.
A nuestra Hedwig Eva María Kiesler, le tocó nacer judía, así que técnicamente no estaba en el ojo derecho de Hitler precisamente. Él no la metió en un campo de concentración por ser la esposa de Fredrich Alexander Maria Fritz Mandl (Qué nombrecitos...), aunque se casó por conveniencia y en contra de su voluntad.
Este matrimonio ocurrió cuando Hedy (Me gusta más este nombre, es más corto), que de pequeña había destacado por su inteligencia y sus profesores decían que era superdotada (hasta empezó una carrera de ingeniería a los 16 años), abandonó la ingeniería para ser actriz, gracias a su vena artística. Al verla en televisión, el señor ese del nombre largo (Fredrich Alexander Maria Fritz Mandl) arreló los papeles para casarse con ella a pesar de ser judía, en el inicio de los tiempos de Hitler.
En la guerra y durante ella, su ocupación fue actriz (aunque su marido era un poco controlador de más y no la dejaba salir de casa, solo cuando salía él y siempre a su lado), pero en el último momento sacó todo su potencial y se exprimió la cabeza al máximo para conseguir lo que cualquiera de nosotros (si, tú también) habría soñado con hacer.
Usando sus conocimientos sobre el bando alemán por su marido (obtenía los pormenores de la tecnología armamentística de la época a través de él sin que se diese cuenta), a los adquiridos por la carrera de ingeniería (la que acabó gracias a la soledad que el marido le impuso) y a su increíble inteligencia les cedió información sobre los alemanes a las autoridades de Estados Unidos e ideó la técnica de conmutación de frecuencias.
De una forma u otra, ya que hay dos versiones, consiguió escapar de su "nada tóxico" marido por fin e irse a París, de allí a Londres y finalmente llegó a Estados Unidos junto con Louis B. Mayer (que me gusta más su nombre que el del marido) que le contrató como actriz por siete años, después se fue a Holliwood con Louis y él le cambió el nombre, por fin, a Hedy Lamarr.
Pero hablemos de su descubrimiento que es lo que me interesa.
Lo hizo junto con George Antheil, un compositor. Sabían que E.E.U.U. y sus aliados no hacían misiles por miedo a que se pudiese volver en su contra al interceptarlo los alemanes, así que decidieron hacer un modulador de señales en espectro expandido, que usaba un par de tambores perforados y sincronizados (a modo de pianola) para cambiar entre 88 frecuencias, y se diseñó para construir torpedos teledirigidos por radio que no pudieran detectar los enemigos.
Para los del fondo, como unos misiles que controlaban su dirección a distancia y que no podían "hackear" los alemanes.
Pero, ¿sabéis qué? Aunque su invento fue increíble y muy importante para los aliados, como la patente de dicho invento estaba firmado con su nombre de casada y no con el artístico no recibió el mérito que debía.
Y su historia finalizó en Florida, el 19 de Enero de 2000, y sus cenizas se trasladaron a Viena.
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